20 de noviembre de 2008

LA EXPERIENCIA DEL ESCRITOR

¿Es importante que un escritor viva experiencias muy diferentes? ¿Y qué me decís de los viajes? Dejaremos hablar a alguien mucho mejor documentado, John Gardner:


“(…) una amplia experiencia, desde Zanzíbar hasta el Yukon, tiene más probabilidades de producir una textura abigarrada que una ficción honda y conmovedora, y el conocimiento de primera mano sobre una docena de oficios tiende a ser de menos valor, para un escritor, que veinte buenos informadores, como los que se consiguen charlando en los bares, en los autobuses o en las fiestas, e incluso en un desvencijado banco de un parque. El asunto primordial de la ficción ha sido, es y será siempre la emoción humana, las creencias y los valores de los seres humanos.

El novelista Nicholas Delbanco ha comentado que, a los cuatro años de edad, uno ya ha experimentado prácticamente todo lo que se necesita para escribir ficción: el amor, el dolor, la pérdida, el aburrimiento, la cólera, la culpa, el miedo a la muerte. Al escritor le corresponde crear seres humanos convincentes y crear para ellos situaciones y acciones básicas, por medio de las cuales consigan conocerse y revelarse ante el lector. Para eso no es preciso tener una educación universitaria, pero mediante el adiestramiento, mediante el estudio de los grandes libros, mediante la práctica de la escritura, uno aprende a presentar las ficciones propias, a darles lo que debe darles. Mediante el estudio de las técnicas, y no mediante la navegación en canoa, la vida del leñador en el bosque o el contrabando de hachís, uno aprende los modos más eficaces para dar vida a los personajes: uno aprende cuál es la diferencia entre emoción y sentimentalismo, aprende a discernir en la etapa de la planificación la diferencia que existe entre acción dramática y mala calidad, etc.

Esta clase de aprendizaje, por volver a nuestro tema de partida, es la que conduce a la maestría.”

Fragmento de "El arte de la ficción" (John Gardner)

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