14 de octubre de 2008

PEQUEÑO HOMENAJE A BERNA WANG

El otro día me llegó por fin el penúltimo libro de Berna Wang, "Pequeños Accidentes Caseros" (2004, adamaRamada Ediciones). Como lo pedí antes del verano, le tenía ganas, así que me puse a ojearlo un poco... pero no pude evitar leérmelo del tirón. Me lo he llevado a la mesilla, para saborearlo con calma varias veces más.

Por ejemplo, ahora que el invierno nos despierta fríos:

"Estas mañanas de enero

Me pongo un pantalón ancho,
una camiseta suave,
un jersey que abrigue.

Me recojo el pelo.

Así me hago invisible para los hombres
y de esta guisa empiezo la jornada.

Pero antes
me perfumo los lóbulos de las orejas
con unas gotas de mi perfume favorito."


Hace unas semanas se presentó en Tres Rosas Amarillas el último, "La Mirada Oblicua" (2008, adamaRamada Ediciones), antología del programa de radio Música es 3 y de un blog delicioso que acaba de cerrar a la espera de una nueva creación.

Comparto con vosotros una de sus miradas:
"Lleno de pavor, ha renunciado a todo lo que es peligroso. Entra en su casa y cierra la puerta. Entra en sí mismo y se encierra en su cabeza. Entra en su cabeza y cierra los ojos, los oídos, la nariz. Ahí está seguro: refugiado en sus ideas, solo. Sin corazón."

Os dejo también la entrevista que siguió a la presentación (bajar hasta el 13 de Noviembre, a partir del minuto 1:03:00), un cuarto de hora lleno de su habitual risa contagiosa. Su toque genial de ironía me ha reconciliado una vez más con la poesía, que me cuesta digerir en otras ocasiones. Pero Berna es precisa, sintética, aguda. Y muy reconfortante.

Gracias por ponerle voz a la belleza de la cotidianeidad.

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