14 de agosto de 2008

CERRADO POR VACACIONES

Sólo un breve post (breve, mi parte) para avisar al mini Club de Fans que hasta septiembre quizá pueda disfrutar de vuestras gozosas aportaciones, pero poco probablemente publicar. Ya sabéis, acceso restringido a internet, que en caso contrario, con tanta tecnología, no desconectamos ;-) Ya me toca una ración de solecito, cuarto y mitad de olas y muuucha lectura pendiente!

Hasta entonces, os dejo una perla de la introspección: un ejecutivo que recapacita y le da cuatro consejitos a sus co-mandatarios. El artículo lo encontré en elmundo.es, pero ya no hay un link válido así que os lo transcribo. Creo que más de uno podría tomar nota.

Un abrazo y CARPE DIEM,
McH

"Descansar de tanto descanso
PACO MURO (Presidente de Otto Walter)

MADRID.- Quizá algunos ejecutivos hagan este comentario a finales del verano, cuando acostumbrados a la vorágine diaria empiecen a padecer el "estrés de no tener que hacer nada". Los directivos nos caracterizamos por estar orientados claramente a la acción, por gestionar permanentemente varios proyectos mientras preparamos otros nuevos y visualizamos posibles mejoras. Pero, ¿qué ocurre en vacaciones?

Al principio se disfruta del efecto puente, que viene a ser la sensación de descanso y placer que se siente al tomar un ansiado puente a lo largo del año. Pero, tras la primera semana, llega una extraña sensación: "Me siento raro, esto está durando demasiado, ¿qué hago yo sin hacer nada?". Algunos logran justo en ese momento la verdadera desconexión emocional con el trabajo, consiguen olvidarse completamente de los asuntos profesionales y disfrutan del maravilloso privilegio de permitirse el lujo de perder el tiempo, porque no hay nada que hacer.
¡No hay plazos de entrega, ni agenda, ni llamadas pendientes, ni reuniones! ¡Puedo bajar a la playa a la hora que quiera, o no bajar! Comeré cuando tenga hambre y sin tener que tratar ningún asunto, y si me da la gana me tomo una cervecita antes o después... Eso de poder hacer sólo lo que se quiere es la mejor terapia para el directivo.


Síndrome de abstinencia
Pero no todos son capaces. El síndrome de abstinencia de la hiperproactividad se apodera de algunos y pronto se conectan a internet, envían emails o consultan su BlackBerry una y otra vez; hacen llamadas profesionales y mantienen el contacto con la oficina para ver cómo va todo. Y los de la oficina no tienen más remedio que reírse del pobre directivo que cree que si no está, el mundo se para.


Hay ejecutivos que hacen ejercicios mentales de mantenimiento empresarial mientras descansan, para no perder el ritmo. Son los que observan el chiringuito mientras están en la hamaca y piensan: "Mírale, podría aprovechar mejor el mercado; si estuviera más pendiente del cliente podría vender mucho más. Debería tener a otro en la barra para ganar en agilidad. Además, si añadiera unos sandwiches a su oferta sacaría más rentabilidad. Por no hablar del espacio muerto que tienen en el lado derecho, donde podría poner un toldo, o quizá una pequeña cristalera con unas mesitas para poder abrir también en otoño. Calculo que asumiendo un coste fijo de X y una variable de Y podría sacarle fácilmente un 20% de margen".
Vamos, que estaría dispuesto a amargarle la vida al del chiringuito, que vive tan feliz con unos pocos meses de temporada alta y el resto del año tumbado a la bartola. Pero en todo caso es un entretenido ejercicio mental para mantenerse en forma.


Otra fórmula es aprovechar el sosiego estival para desarrollar la faceta intelectual leyendo temas variados sobre management, empresa, finanzas o cualquier otro sector. O para escribir, pues sentado en una mesa, a la sombra, con el portátil, se consigue el entorno ideal para poner por escrito multitud de ideas, preparar el plan de acción del próximo curso, plantearse una reorganización de la empresa, revisar la misión o analizar los datos de los últimos años.

Es decir, dedicarnos a eso que tanto deseamos cuando nos desborda el día a día: pensar. Pensar con calma sobre temas de la empresa o de la vida, pudiendo dejar enfriar una idea y retomarla después del chapuzón, o a la mañana siguiente, con la mente de nuevo abierta.
Así que desconectad tranquilos y relajaos, porque a los ejecutivos nos va la marcha, lo llevamos dentro, y nos costará muy poco volver a estar a tope a la vuelta. Incluso a algunos hasta se lo estará pidiendo el cuerpo. En todo caso, hay que tomarse muy en serio eso de descansar: ¡El equipo nos necesita despejados y recargados!"

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