16 de abril de 2008

ALICANTE EN ABRIL

(1er Acto)
Fotografía © Elisa Agudo (es mi cartera!)
Mira ésa, qué está haciendo. Va a bajar de la pasarela. Sí, qué huevos. Hala, abajo. ¿Pero se puede estar tan colgada? No se viene a la playa de traje. Y con el maletín y las gafitas de diseño esas que me lleva. Tío, en serio, tú mírala. Que ha dejado el bolso en la arena y se está quitando los tacones. No me lo creo. Va a meter los pies en el agua. Pero si hace una rasca del copón. Pues se los ha mojado. Con un par. Y ahora qué. Mirando al infinito, como si se la fuera a tragar el mar. Eso, corre, que te pilla la ola. Es alucinante. Y por qué estira los brazos, si parece que va a entrar en trance. Ni se inmuta, con la de peña que hay. A que me acerco y le cojo los zapatos, a ver si reacciona. Que sí, Juancar, que te lo digo yo, que ésta no anda bien de la perola. Olé, se ha sentado. Y se pone a mandar SMS, la colega. Nada, oye, tú a lo tuyo. Anda, tron, pásame la mochila que llamo a Natalia, a ver si va a tardar mucho.

(2º Acto)
- Mírala, vaya pintas, Virgen Santa.
- Bueno, no es para tanto, sólo va en vaqueros, mujer.
- Ya, los vaqueros vale, pero esos pelos de tres tonos…
- Pues son vaqueros de marca. Y la chaqueta no está mal, es de cuero.
Fotografía © Elisa Agudo (son mis sensaciones!)
- Sí, de cuero, pero toda descolorida, se ve que la tiene hace tiempo.
- La moda de la gente joven es así, ya sabes.
- Pero no es tan joven. Además, no se puede venir a cenar a La Dársena tan desaliñada. No me digas que no desentona con el ambiente del puerto.
- No sé, chica, se está comiendo una ración de gambón rojo. Y por la cara, la está disfrutando de lo lindo.
- A saber cómo piensa pagarla. Si está sola.
- Igual trabaja de noche.
- ¡Vaya, ahora vas a ser tú la malpensada!
- Que no, que me refiero a alguna discoteca. Parece bastante alta, podría ser modelo.
- Qué cosas dices, no tiene aspecto de anoréxica, precisamente. Y va sin maquillar.
- Pues por eso. Cuando no están trabajando, tienen que dejar descansar la cara, lo he leído en un artículo de Marie Claire.
- Anda ya. Que no me convences, esta es una cualquiera y se habrá sacado un dineral haciendo Dios sabe qué.
- Madre mía, qué boca tienes, Adela. Anda, calla, que ya vuelve tu marido.


(3er Acto - Epílogo)
Y digo yo, si no fuera por estos episodios dicotómicos que me toca escuchar sin pedirlo, qué aburrido sería viajar por trabajo.
Supongo que tantos años luchando para que me importe menos el “qué dirán” han servido para que al menos sonría.

Y entre ambos momentos, he conseguido sacar otro para probar la sauna del hotel.
Resulta que soy una paria en mi empresa. Pero lo que no saben las mentes pensantes que la dirigen es que disfruto de la vida mucho más que ellos. Que me quiten lo bailao.

4 comentarios:

  1. Ánimo, que lo más difícil es tirarse al charco. Ahora, desde cualquier sitio, puedes escribir y conspirar contra todos. No lo dejes.
    Un beso

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  2. Mil gracias, Enrique. Tú fuiste el maestro, así que el gusanillo te lo debo a ti ;-) Estar a la altura ya será cosa mía...

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  3. Hummmmmm. No sé por dónde empezar. De momento empezaré por pedirte que sigas con el blog y no lo dejes. No seas perra, que veo que en mayo no has escrito nada.

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  4. Gracias por los ánimos, Yirif. Como ves, lo sigo intentando.

    He querido visitar tu página pero no hay link aparentemente. Si te animas a escribir, estaré encantada de leerte.

    Carpe Diem!

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