Sabes que me gusta escribir y por eso fue un honor en vuestras
bodas de Oro, leer unas palabras llenas de alegría y celebración. Por eso, habría
querido tener más tiempo y más lucidez para escribirte esta carta de despedida.
Pero mamá, Fernan, Laura, David y yo hemos preferido pasar nuestros últimos
días juntos abrazándote y susurrándote al oído palabras de amor.
Has tenido una vida muy larga y completa, llena de desvelos
por los demás y ahora venimos a darte las gracias por ello.
Mi padre dedicó su vida al desarrollo y crecimiento de la
hostelería y el sector inmobiliario en Madrid, Segovia y Almería. Durante casi
6 décadas, fue un pilar fundamental de la patronal de la hostelería madrileña,
llegando a ser vicepresidente y tesorero de la Federación Española de
Hostelería, compaginando cargos en la FEHR, la AMER y la Cámara de Comercio. Le
otorgaron la Medalla de bronce al Mérito Turístico, y la de Oro al
Asociacionismo, entre otros galardones. Su liderazgo fue clave en la creación de
la prestigiosa cafetería Riofrío en Plaza de Colón.
Durante toda mi vida, le recuerdo al pie del cañón casi de sol a sol, turnándose con mis tíos y mi primo. Él pasaba incluso sus fines de semana con un supuesto ocio que a menudo nos tocaba vivir dentro del restaurante, por no hablar de sus muchas noches en vela, bajo la responsabilidad de mantener el sustento de más de cien familias, que décadas después han seguido quedando con él a tomar un café.
Como dijo una vez uno de los periodistas que le entrevistó, él
era la voz de la experiencia. Y como decía ayer uno de sus grandes amigos, se
nos va el último gran cafetero. Pero hoy no vengo aquí para hablar de sus
cargos ni de sus logros. Hoy le hablo a ese hombre tierno y sensible al que de
pequeña llamaba Caco con mi lengua de trapo. Al que apodaba Oso Hormiguero
cuando jugábamos a cazar cocodrilos debajo de las sábanas, siendo solo unos
niños. Ese esposo querido, padre ejemplar y cariñoso abuelo, que mi hermano y
yo casi ni reconocíamos cuando les hacía carantoñas a Claudia, Gonzalo y Álvaro,
las que no nos pudo hacer a nosotros mientras crecíamos, porque estaba fuera
dándolo todo por su familia.
A ti papá, segoviano increíble, mi héroe, te entrego mi agradecimiento
eterno, mi orgullo infinito, mi amor incondicional, mi necesidad de ti y de tu
mirada bondadosa. Bendigo tu camino y honro tu destino.
Me siento muy agradecida y orgullosa por haber sido tu hija.
Fuiste un gran hombre y el mejor padre que se puede tener. Por eso lloraré tu
partida, pero también celebraré tu vida y el legado de grandes valores que nos has
regalado.
Mi padre deja un vacío irreparable en las vidas de todos nosotros, pero la huella de su espíritu emprendedor y pionero perdurará siempre en nuestros corazones. Y sobre todo, recordaremos su inigualable carácter, tímido a la vez que entregado, alegre desde la sobriedad, noble y honesto como pocos y siempre generoso y dispuesto a ayudar. Sé que los que conocisteis sabréis perdonarle sus defectos y quedaros con toda su grandeza.
Querido papá, gracias por la vida. Gracias con el alma por el ser maravilloso y lleno de amor que has sido para mí. Te prometo que haré algo grande con todo lo que he recibido de ti. Te llevo en mi corazón.
Adiós, papá.
Seguro que ahora le has hecho temblar a él . Probablemente ahora … tenga todo el tiempo del mundo para empezar a entenderte . Seguramente le has hecho sonreír con orgullo. Como a mí . ❤️
ResponderEliminarNo se quien eres, pero me has conmovido. Gracias por tu calor. Gracias por tu orgullo. Gracias por verme.
Eliminar